La Leopolda |
Seguro vamos a coincidir en que encontrar prendas cómodas y lindas es parte de una constante búsqueda. Esto lo pretendemos para todo el cuerpo y no sólo para momentos de rutina laboral sino también para aquel preciado rato de ocio que nos regalamos en alguna parte del día. Corpiños con breteles amables, jeans que ajusten lo que tienen que ajustar y no más que eso; camisas cuyos botones no parezcan explotar en nuestro escote, aros que no nos dejen la oreja lastimada y lo más importante: zapatos que cuiden a nuestros pies. Me parece lo más destacable porque somos expertas en disimular nuestro malestar con la ropa pero cuando el dolor llega a los pies la cara nos delata sin dudarlo. Y ojo que no sólo la cara da muestras de nuestro pesar sino también las mismas pisadas: parece que hacemos equilibrio entre la calle, la Ley de Gravedad y la angustia.
Gaby Roca |
Me ha pasado un millón de veces. Recuerdo un evento de hace unos años atrás, donde estrené unos zapatos divinos de Zara, rojos, de taco cuadrado y poco alto. Llegué a la cita casi arrastrándome porque ya al salir de casa noté que me lastimaban el talón (esa piel se me debe haber renovado más de 100 veces). Por supuesto que no le dije a nadie de mi dolencia pero les juro que con cada paso que daba sentía que se me desgarraba la piel. Salí de ahí cual reina sonriente y crucé a un kiosko para comprar una caja de Curitas. Aún con eso el dolor persistió y con los zapatos fue debut y despedida. Eran bellos pero asesinos.
Luz Príncipe |
Con el tiempo descubrí una especie de taco interno de goma que nos sube un poquito la altura del pie y el talón no sufre. Los compré en Farmacity (click para verlo) y los uso siempre ya que, aún con zapatos que tienen mucho tiempo de uso, sigo lastimando mis pies. De hecho me pasa que con algún modelo de zapato que tengo repetido pero en otro color (los mocasines Pepa de Fiesta de Gaby Roca o el abotinado Gutierrez de La Leopolda) algunos pares me duelen y otro no. Misterios del pie.
Con los que no tengo ninguna molestia en absoluto sino que, por el contrario, siento que ando sobre algodones, es con cualquier mocasín de Guido. Te los ponés y te olvidás de que andas caminando.
Hay marcas de zapatos que me generan una reacción de amor/odio porque a veces me quedan super cómodos y a veces los sufro en demasía. Sin ser una marca específica de calzado pero sí tener varios pares en cada colección, Zara se me suele presentar como una incógnita. Generalmente todos los modelos me generan algún tipo de malestar, inclusive los más simples. En abril viajé a Estados Unidos y me compré dos pares en dorado y bien veraniegos. Uno es trenzado con taco medio cuadrado y el otro es bien chato. Son divinos pero en algún momento de uso, joroban.
Zara |
Zara Casi al ras del suelo y aún así se encargan de hacerme saber que los tengo puestos |
Mis últimas adquisiciones veraniegas son del año pasado y de hace pocas semanas. Todos están firmados por La Leopolda y aunque son cómodos tengo que confesar que necesitaron de un primer uso de ablande. Luego de eso, pequeña ampolla de por medio, salen a la calle conmigo sin ocasionar problemas. ¿Serán mis pies los problemáticos?, ¿necesitarán una sesión de terapia con mi psicólogo?
La Leopolda |
La Leopolda Se me escapan los meñiques entre las tiritas y eso me molesta |
La Leopolda |
¿Qué relación hay entre ustedes y los zapatos?, ¿los sufren pero se la bancan o prefieren usar siempre los mismos y olvidarse de los dolores? Hace siglos tuve que despedirme de usar tacos para el día a día por un problema en la columna así que esos los dejo sólo para alguna ocasión que requiera altura extra. A veces por la calle veo a mujeres de taco prominente y las envidio un poco pero... ¿estarán cómodas? Y si es así estaría buenísimo saber cuál es el secreto: ¿mucha actitud, una marca infalible o pies a prueba de balas?
¡Las leo durante la jornada!