Ashley Graham (@theashleygraham) |
Los días martes tienen un tinte académico. Por la mañana doy clases en la Universidad de Palermo y por la noche soy alumna en UCES. La semana pasada una parte del contenido de ambas citas en el aula coincidió y me dejó pensando al respecto de lo que hoy denominamos "la belleza real".
Por un lado, en mi rol de docente, uno de los temas que traté es el consumo y el efecto espejo. Muy resumido, se trata de cómo consumimos ciertos objetos y servicios buscando reflejar nuestra identidad en ellos, como si se tratara de un espejo; y este espejo no nos da la imagen "real" sino aquella imagen que nosotros creemos real. ¿Se acuerdan cuando, hace unas semanas, hablamos de las tendencias y de cómo a veces caemos en ellas para poder pertenecer a un grupo o sentirnos parte de lo que está de moda? Esto es exactamente lo mismo y el resultado suele ser la frustración de darnos cuenta que esa imagen es efímera y no cumple con nuestras expectativas más profundas.
Pasando a la clase de la noche, una de mis compañeras comentó que es asesora de imagen pero que no encuentra el nicho ideal al cual apuntar. Nos dijo que quiere parecerse a su competencia pero no sabe cómo destacarse entre el resto de las asesoras de moda. Mi respuesta inmediata fue que logre diferenciarse apuntando a un grupo de mujeres al cual la moda le huye: aquellas de talle XL. Estas mujeres muchas veces no saben qué parte de su cuerpo conviene destacar, no le resultan las combinaciones de colores y desconocen prendas que le sentarían mejor que otras.
En uno de los ejemplos que compartí respecto del espejo inconsciente que le atribuíamos a cada producto/servicio, la campaña de Dove fue la más movilizante. Algunas de mis alumnas (¡y yo misma!) quedamos sensibilizadas por esta realidad tan terrible que es luchar con la imagen que tenemos de nosotras mismas y cómo, por momentos, eso nos atormenta (la adolescencia es la etapa que más solemos sufrir).
Cómo nos vemos versus cómo creemos que nos ven. Esta es la cuestión principal que toca a la moda y a otras esferas de nuestra realidad.
En la actualidad hay tal exceso de detalles falsos (siendo la tendencia del contouring el punto máximo de lo irreal) que estamos siendo testigos de una vuelta a lo básico. En este constante vaivén en el que vive la moda, de a poco vemos que el rostro a cara lavada combina muy bien con el jean de corte noventoso, ese que no marca las curvas y pareciera tener el único propósito de vestirnos.
En la actualidad hay tal exceso de detalles falsos (siendo la tendencia del contouring el punto máximo de lo irreal) que estamos siendo testigos de una vuelta a lo básico. En este constante vaivén en el que vive la moda, de a poco vemos que el rostro a cara lavada combina muy bien con el jean de corte noventoso, ese que no marca las curvas y pareciera tener el único propósito de vestirnos.
Oysho, marca de lencería del Grupo Inditex, propone curvas y encajes (@oysho) |
River Island nos muestra que el jean no calza igual en todos los cuerpos (@riverisland) |
La última colección de Christian Siriano (diseñador que salió de una de las primeras temporadas de Project Runway) convoca a mujeres de todos los talles. |
¿Y por casa cómo andamos? Atrasados, por supuesto. Vaya a saber por qué pero pareciera que en la mente de los diseñadores las mujeres poseemos medidas de modelo desde nuestra adolescencia y hasta la tercera edad. Con esto no me refiero a los talles XL sino aún más cerca, al falso M o al extraño L. Después se quejan cuando las ventas no resultan (y eso que no me estoy metiendo con los precios) y terminamos renovando vestidor cada vez que podemos viajar a otro país.
Como nota al pie, dos ejemplos del momento rupturista que estamos viviendo, el cual no sólo sacude a la moda sino también a la vida misma. El primero de ellos es el comercial de Kenzo para promocionar World, su nueva fragrancia. En el nos muestran que podemos salir de los cuentos de hadas y las fantasías románticas: los perfumes también representan energía, de la buena, de la mala y de la delirante.
El segundo comercial le pertenece a Ikea, la empresa sueca de venta de muebles y decoración. Para que compremos los objetos que integran la habitación de un niño el tema principal es el divorcio. ¿Podemos hablar de eso en una campaña? Si es de esta forma, claro que sí. Nada como apelar a las emociones reales para que nos enamoremos de un concepto (y así también lo hagamos de una marca).
Romper esquemas, de eso estamos hablando. Basta de perseguir un "deber ser" añejo y carente de sentido. Las marcas alrededor del mundo lo han entendido pero a nivel local todavía nos queda mucho trabajo por delante. Ojalá que mi compañera de curso tenga ganas de meterse en ese camino y aportar su granito de arena para el cambio.
Nos leemos durante el día y espero que no salgamos volando... ¿dónde se esconde la primavera?
¡Feliz jornada!