Desde ya que este es un verbo que no existe pero cuando se trata de probar y renovar productos beauty, la sensación inmediata es que nos embellecemos. Me pasa siempre: compro una nueva sombra y ya veo que mis ojos son divinos; paso por la peluquería para retocar el color y salgo pensando que mi melena es fabulosa. Cuando de sentirnos lindas se trata, no hay nadie como nosotras para levantarnos el ánimo (y lo opuesto también: ¡la autocrítica es fatal!).
Comprar productos beauty me hace sentir mejor conmigo misma. Pienso que estoy invirtiendo en mi belleza y a partir de eso a veces pierdo la noción del gasto pero, en definitiva, termino convenciéndome que es una inversión y me dispongo a disfrutar de mis nuevos compañeros de make up y tratamiento.
¿A ustedes les pasa esto de sentirse lindas desde el preciso momento en que adquieren un nuevo producto beauty? (Lectores varones, los dejo fuera de esta pregunta... lo siento!).
El viernes pasado el día estaba espantoso y yo tenía mucho sueño y mucha fiaca. Salí al mediodía del centro de estética al que estoy asistiendo (ya les contaré) y entre el relax que tenía y la lluvia, lo único que quería era teletransportarme hacia mi cama. Pero no podía: tenía una cita en el espacio de Lancôme en Alto Palermo. A las 14 hs. me estaba esperando David, el encantador maquillador de la marca del que les conté algo acá. Con mis ojeras a cuestas y mis ganas de contar ovejas, David me dijo que me acomodara en el sillón y empezó a hacer su labor. Cuando vi que me iba a poner sombras en color verde, sólo atiné a decirle: "quitame la cara de cansada". ¿Verde? ¡Nunca usé verde! Yo no puedo salir de la gama de los marrones y quizás algún violeta con negro para la noche. En fin, quedé en sus manos y el resultado fue mejor de lo que pensaba.
Por favor, ignoren el peinado. Entre el viento y la lluvia esto es lo más decente que pude estar. |
Adoré todos los colores que David usó en mi rostro y quedé enamorada del delineado por debajo de los ojos: sutil pero destacado. ¿Y esos verdes que tanto susto me dieron? ¡Preciosos! Creo que está genial investigar qué colores nos pueden sentar bien a la hora de maquillarnos. Por el color de pelo y de piel, las sombras en verde son para mi.
Les Yeux Doux de Lancôme. |
Naturalmente que me olvidé del sueño, la fiaca, la lluvia y el viento. Con el pelo revuelto y un look muy pro-lluvia, me sentía espectacular y con la mirada más impactante. Unos pocos mimos beauty y ya salimos a conquistar el mundo, no?
Dentro de esa atmósfera de belleza las compras dieron el presente, pero no me llevé las sombras sino productos para el cuidado del rostro ya que no le doy mucha importancia a ese aspecto.
Pure Empreinte (máscara de arcilla) y Exfoliance Clarté (exfoliante) ahora son la dupla que una vez por semana se posa sobre mi rostro para mejorar su aspecto. De paso cañazo aproveché que se me había terminado la base y finalmente probé una de Lancôme (deuda pendiente, ¿se acuerdan?). Su nombre es Photogenic Lumessence y es de lo más suave al aplicarla. Love it! |
Siguiendo con la renovación de productos de belleza, un día antes de sentarme en el sillón de David y dejarle hacer su arte, fui invitada a conocer las nuevas versiones de dos clásicos perfumes de Armani: Acqua di Gio (para él) y Acqua di Gioia (para nosotras). Ambas reversiones suman al nombre la palabra "Essenza". Con gran énfasis en la belleza que se presenta en la naturaleza, una belleza pura sin artificios, Acqua di Gioia Essenza habla de una mujer radiante, sensual e intensa pero a la vez, natural y sencilla. Las notas fuertes de la fragancia están en los 200 pétalos de las tres variedades de jazmines que se utilizan por cada frasco. Junto con el cedro, la pimienta rosa y el azúcar morena, en este perfume de Armani tenemos el aroma que necesitamos para potenciar la belleza natural que cada una de nosotras trae.
Ese viernes llevé conmigo la fragancia y fue el broche de oro para vivir un mágico momento beauty el cual me permitió olvidar todas esas cosas que le sacan puntos a un día rutinario.
¡Cuéntenme! ¿Se han sentido de esta forma alguna vez?, ¿con cero ánimo y ganas de estar en piyama que se olvida rápidamente luego de una sesión de compras de belleza o el uso de algún perfume? Considero que como se vea nuestra mirada y nuestro pelo además de la fragancia que usemos, todo eso contribuye a sentirnos divinas a pesar del contexto... ¿qué piensan?
Les pido disculpas por la demora del post de hoy. Estuve temprano en la presentación de colección de Yagmour y de Claude Benard así que pronto les traeré esas novedades.
Van besos perfumados y llenos de colores... ¡feliz pre viernes! ♫
PD: Las fotos del maquillaje le corresponden a David Dagliano. ¡Muchas gracias!