Comienzo de semana nuevamente y lo primero que se me viene a la cabeza es la palabra "rutina". La mía comienza a las 7.15 AM cuando suena la alarma del celular y levanto a Mr. Tie. Duermo una hora más, desayunamos juntos (si el cansancio no me venció y pude salir de la cama), el se va y yo prendo la compu y la tele. Facebook, Twitter, Gmail y Blogger se activan a la vez mientras veo noticias o me engancho de reojo con alguna película.
Cerca de las 11.30 hs. parto a la ducha y seguro que me cuelgo más tiempo de lo debido en el baño por llevarme el celular o por leer alguna revista. Me maquillo, seco mi pelo, me visto. Hago la cama (detesto irme de casa dejando la cama sin hacer), pierdo tiempo en algo más y salgo corriendo porque, como manda mi rutina, siempre estoy atrasada.
Tendría que llegar a la oficina a las 14 hs. pero me paso varios minutos y nunca le pego a la puntualidad. Hasta las 20 hs. le dedico tiempo al trabajo y si no hay alguna actividad luego de ese horario, me subo al 111 o al 108 sobre Av. Santa Fé y en una hora llego al hogar, música en el MP3 de por medio. Me encuentro con Mr. Tie, cenamos tarde y le damos lugar al sueño para que todo vuelva a empezar de nuevo unas horas después.
Soy enemiga de la rutina, su sólo nombre me molesta; pero varios momentos de nuestra vida van teñidos por ella y lo que podemos hacer para que no nos aprisione es buscarle el atajo cada vez que podamos. Pero así como las actividades repetitivas no suelen ser objeto de afecto por nadie, la rutina de las cremas tiene que ser respetada religiosamente. Tanto a la mañana como a la noche, las cremas acompañan mi jornada. Entendí que usándolas "cada tanto" los resultados no son visibles así que tuve que automatizarme y concederle el tiempo necesario a cada tipo de crema que uso sobre mí.
Algunas me gustan más que otras ya sea porque veo los resultados o porque, si bien no cumplen al pie de la letra con lo que prometen, me gusta el aroma que me dejan o la textura de mi piel. De cualquier manera, si usamos maquillaje o si nos preocupa nuestro cuerpo, el uso de cremas debe ser un hábito en nuestro día a día y en este post quiero mostrarles todos los productos que me acompañan cual postre de una cena contundente.
Al momento de demaquillar (por la noche), nunca doy con el producto preciso y siempre termino relegando esta parte a lo que encuentre en el supermercado. La crema es "ni": me demaquilla pero no me gusta como me deja la piel y más encima no se desliza bien por el rostro. Respecto del demaquillante de ojos confieso que no me gusta para nada: me deja los ojos aceitosos, con picor y para peor, a la mañana veo que quedaron restos de maquillaje ya que tengo el look mapache (!).
Aún no encontré buenos demaquillantes así que si ustedes tienen productos para recomendar, el blog recibe esa información con los brazos abiertos.
El tratamiento completo Código Juventud, de L'Oreal, lo compré en el Free Shop de Ezeiza porque estaba cerca de $200 y había leído que era bastante bueno. Sinceramente no sé bien de qué se trata pero sé que apunta a mujeres de más de 30. Está compuesto por una crema de día, otra de noche y una pequeña para el contorno de ojos que se usa dos veces al día. Huele muy rico y la piel la absorbe bien. Resultados de algo no veo y llevo casi dos meses usándola -queda la mitad-, pero mi piel se siente suave y con 32 años no sé si puedo pedir más efectos ya que tampoco tengo la piel en mal estado.
Aprendí que dos o tres veces por semana hay que aplicarse una máscara facial, en mi caso para hidratar. La primera es de Givenchy y formaba parte de un tratamiento con tónico y gel de limpieza diario que ya pasaron a mejor vida. Es de textura untuosa y se siente fresco sobre el rostro. Como todos sus parientes de rubro, se deja 15 minutos y luego se enjuaga, y sí, la piel se siente mejor.
El segundo pertenece a Kiehl's y es el que más me gusta. También de textura untuosa pero más parecido a miel con caramelo, ayuda a que el rostro se hidrate y quede suave, al menos ese día.
Para finalizar, el nuevo integrante del equipo: de la línea Timewise, de Mary Kay, una máscara que bien puede sacarse a los 15 minutos o si preferímos, dejarla actuar durante toda la noche. Es gel pero al aplicarse al rostro y secarse, queda como una película invisible que se siente como talco. Recién la tengo y la usé una sola vez pero me gustó mucho. Veremos qué dice el correr de los días.
Para el cuerpo también el cuidado es diario pero en mi caso, sólo por la mañana luego de la ducha. Este combo va de la mano y ni siquiera en domingo deja de pasar por mi piel. El primer paso lo da el gel de Biotherm que reduce la cintura con la premisa que ni hace falta hacer masaje, ni dieta ni ejercicio. Con el mayor de los respetos, sabemos que esto no es verdad. No podés reducir contorno del cuerpo con una crema por más bombos y platillos que la acompañen. No obstante ello, la uso y la incorporé a mi rutina diaria.
Para continuar, mi aliado hace varios años: Good-bye Celulitis de Nivea. Al igual que el producto anterior, sin una correcta alimentación y arduo trabajo de piernas en el gimnasio, la celulitis sigue quedándose con nosotras y sabemos que es un mal imposible de erradicar. Sin embargo, esta crema logra darle una suavidad perfecta a mi cuerpo y de cierta forma unifica la textura de mi piel. He probado otros productos corporales y siempre vuelvo al mismo. Super recomendable.
Finalmente, otra nueva adquisición de la mano de L'Occitane. Desde la rodilla hasta los tobillos, y más en invierno, mi piel se muestra reseca y algo escamada (no como un pez, no se asusten). Me recomendaron esta crema que viene en un generosísimo pote. Tiene un aroma exquisito pero es un poco pesada al momento de aplicar. Noto que si queda algo de agua en mis piernas luego de la ducha y paso la crema, ésta se desliza mejor.Aparentemente promete eliminar esa resequedad en poco tiempo y como lleva conmigo poco más de una semana, vamos a ponerle fichas.
Si me acuerdo uso estos productos. O están muy atrás en el vanitory o simplemente me olvido de su existencia.
Del desaparecido -y extrañado- Kenzoki, el primer producto es un exfoliante que viene en polvo y uno lo mezcla con agua o con crema, como prefiera. Lo dejé en la ducha así lo tengo a mano y como propiedad principal rescato el aroma. Todo lo de esta marca de belleza de Kenzo está hecho con un guiño a la aromaterapia y al uso de productos que se encuentran en la naturaleza. Tenía varias cosas de esta marca pero se acabaron y por desgracia ya no está en el país.
La segunda crema la compré en Aruba porque el sol me estaba dejando achicharrada y necesitaba un humectante. La isla se caracteriza por producir Aloe Vera en cantidad y todos sus cremas están inspiradas en esta planta. No me deja el cuerpo super suave pero me sirvió en ese momento y ahora la tengo como reemplazo de urgencia si se acaba una de las que uso regularmente. Lo mismo pasa con la tercer crema, de la marca VZ. Con aroma a papaya y una facilidad total para deslizarse por el cuerpo, la tengo en casa desde abril pero olvido usarla.
¿Qué me cuentan de todo este popurrí de cremas?, ¿tienen su propia rutina beauty?, ¿recomiendan algún producto más que otro?
No hace falta que tengan un arsenal como yo así que espero el detalle de sus elegidos y también de sus olvidados.
Mi reloj marca las 11.15 hs. así que tengo que partir a la ducha y seguir dándole cuerda a este lunes que la semana recién comienza.
El sol brilla en su esplendor lo cual le aporta una sonrisa extra a esta rutina. Depende de nosotros hacer de este día una jornada especial.
¡Hasta mañana! Noviembre ya: ¡increíble!