Acomodándome

He aquí una foto sacada hace apenas unas horas para dar señales de vida y dejarlos tranquilos: la mudanza no me consumió (aunque sí me insumió mucho tiempo). No estoy recién levantada ni pasé los pelos por un ventilador en acción. Estoy simple y relajada, tal el estado de armonía que me invade actualmente (igual el peinado es gracias a la adorada humedad).

Me ha pasado que con tanto cachengue mental, las ideas para aportar en este espacio medio que se tomaron unas vacaciones. ¡Imaginen que ni de compras he ido! Una cierta conciencia de "vida de a dos" me tomó por sorpresa y destino mis fondos a decoración, muebles, el chino y la lavandería. Pero no teman que de a porquito ese germen de compras compulsivas que está impreso en mi ADN está resurgiendo. Por lo pronto, este sábado tengo cita en Juleriaque con mi asesora de Dior: limpieza de cutis y maquillaje for free. Después seguro con algo me tiento.

Alguna vez hice un post sobre cómo armar correctamente un placard. El plato (es decir, lo gracioso -me gustan las palabras retro-) es que hoy mi guardarropas es un absoluto desastre. Tengo una habitación llena de cajas, bolsas, ropa, zapatos. A eso le sumamos la ropa de Diego (trajes por miles, zapatos por decenas, corbatas por infinito multicolor y sigue la lista...) y el resultado es un soberano "patas para arriba". En nuestra habitación tenemos un placard pero sin interiores. Si bien ya mandamos a hacerlos, hasta al menos unos 25 días seguiremos sintiéndonos dentro de Buscando a Wally cada vez que pretendamos ponernos una media.

Para ponerlos a tono y que se enteren de esta odisea, van varias fotos recién salidas del horno. Si tienen ideas de cómo puedo organizar mi ropa en este tiempo de caos temporal, serán más que bienvenidas. Cualquier cosa sirve para ayudarme a dejar de jugar al Tetris cada vez que acomodo las cajas.

¡Besos desde mi nuevo hogar!

Una genialidad total: el ropero con rueditas. Este lo conseguimos gratis pero en Once los venden entre $90 y $200. Si yo tuviera un vestidor, sin dudas tendría varios de estos. Por ahora nos sirve muchísimo con la ropa que sí o sí va colgada.

¿Qué opinan de esto? No da ni un poco, ¿no? Ya sé pero no me queda otra. Todo eso que anda por ahi tiene ropa mía.

Mis bolsas de Prüne y de Lazaro guardan la ropa interior y las medias. ¡Snifffffff!

Junto con mi divine bolso de cuero, descansan bolsas con zapatos y con cosas varias que ni yo sé qué son.

"Lo dejo colgando acá (al traje) para que se ventile y después lo saco". Tales las palabras de Diego al volver de la oficina. Me parece que eso va a seguir estando ahí por unos días. El detalle chic (!!!) lo dan el router y el modem que descansan en el brazo del silón. Revista Living: ¡acá estoy!