El fin de semana largo está llegando a su fin. Luego de la semana mega ajetreada a nivel laboral que tuve, estos 3 días de ocio me vinieron bárbaro. Pero... ¿qué dije? ¿"Ocio"? No, no, me equivoqué. Perdón, quise decir lo siguiente: "(...) estos 3 días de labores albañilerísticas me vinieron bárbaro". Correcto: han leído bien. Quien les habla no sólo se encarga de recorrer probadores, caminar por los shoppings y disfrutar del sonido encantador que hacen muchas bolsas en la mano de una. ¡No señores! Quien les habla se ha convertido en una experta pintora, una "albañila" de ley (¡como me gusta inventar palabras!).
El tema es el siguiente: mi novio y yo hemos decidido largar con la convivencia y atento a que estamos muy próximos a inaugurar esta vida de a dos, tenemos que poner -literalmente- manos a la obra y terminar con el hogar que nos va a encontrar compartiendo desayunos y cenas.
Es por ello que desde el sábado pasado y hasta que todo quede pipi cucú, estaremos pintando paredes cada vez que tengamos un tiempito, y nada mejor para ello que durante los fines de semana.
Con esto de la albañilería de prepo he aprendido algunas cosas de las que no tenía ni idea. Por ejemplo, al pintar hay que tener un trapito húmedo a mano por si le pifiamos a los bordes y manchamos algo. Además, la ropa tiene que ser crota sí o sí aunque confieso que la crotez no pudo del todo conmigo y fui con algo de base en el rostro y perfume... ¡tampoco la pavada!
Otro detalle a tener en cuenta es que hay que lijar las paredes antes de juguetear con el pincel: la superficie tiene que estar lisita. Y obviamente lo más importante de todo es llevar una gran sonrisa, todo el ánimo del mundo y mucha paciencia. Como bien me dijo un taxista hace ya unos años, para lo bueno hay que esperar. Y no se equivocó...
Terminando con estos consejos de manualidades a gran escala, les recomiendo que si les cuesta elegir qué colores poner en cada ambiente, pasen por la página de ALBA que tiene un excelente simulador. Ahi se puede cargar una foto del ambiente que queremos pintar y luego podemos ir eligiendo colores que virtualmente pintan nuestra foto y nos dan la pauta de lo que queremos tener.
Volviendo al tema de la vida en conjunto un gran dilema se nos presentó: ¿qué placard queremos? Sépanlo: esta no es una pareja normal (por un millón de cosas pero me queda chico el blog para contarlas). Ambos somos fanáticos de la ropa. Si yo sumo carteras y botas a mi vida, Diego se hipnotiza con corbatas, trajes y camisas. Teniendo en cuenta esto, el tema del placard compartido se transformó por un tiempo en una incógnita. Finalmente, como no hay lugar para el vestidor ideal, decidimos construir uno que vaya del piso al techo y que tenga el ancho de dos placards juntos. Por lo tanto, problema resuelto: cada uno con su placard y reina la armonía hogareña.
Pensando en esto del orden de la ropa, el espacio para guardar y la cantidad de cosas que las mujeres (¡y también los hombres!) solemos juntar, creí conveniente contar en este artículo las distintas formas que tenemos de organizar nuestro placard. Empecemos.
Los cajones no son del todo útiles. Si nos ponemos a pensar, dos los ocupamos bien (en uno ropa interior y en el otro medias, por ejemplo) pero los otros dos medio que los rellenamos con cualquier cosa. Además, la altura de cuatro cajones juntos nos saca espacio aéreo y a la hora de colgar la ropa, tenemos que elegir prendas que no sean lo suficientemente largas porque si no todo va a aparecer una maraña de lianas.
Es por ello que si podemos elegir menos cajones y ojalá al ras del piso, mucho mejor: tendremos espacio extra para poner ropa colgada.
Ahora bien, yo soy de las que gustan colgar todo (o casi todo). Si bien sé planchar, lo que está colgado se arruga menos que lo doblado y además puedo ver qué es lo que tengo. Muchas veces me ha pasado de estar buscando algo entre mi ropa doblada y encontrar una prenda que me gustaba pero que hacía tiempo había desaparecido de mi atenta mirada.
Comprendo que a veces uno tiene un placard de una forma y no puede modificarlo. Ante esta situación, recomiendo que:
- La ropa más usada esté colgada.
- Una percha por prenda, salvo con los pantalones. Si ponemos varias prendas en una misma percha, lo que esté más abajo va a quedar en el recuerdo.
- En lo posible, para ser armoniosos y sumarse a la causa de las personas con T.O.C., que todas las perchas sean iguales. Las más lindas son las de madera y tanto en Easy como en Sodimac, suele haber ofertas de 8 perchas por menos de $30.
- Siguiendo con el famoso Trastorno Obsesivo Compulsivo, la ropa colgada debería estar ordenada por colores y, dentro de una gama, del más oscuro al más claro. No quiero que piensen que soy una loca delirante: evidentemente hay días que llego de trabajar y mi ropa es un arcoiris que no respeta ninguna norma ni obsesión. Pero en la medida que podamos, tener todo arreglado en la gama de la anilina Colibrí contribuye a la armonía de nuestro amado muestrario de prendas.
- Aunque es una tentación, ¡fush a las perchas de la tintoreria! El alambre es finito, no sostiene nada y se dobla si le ponés un pañuelo.
- La ropa que vaya doblada puede ser: leggings, ropa deportiva, prendas de otra temporada, jeans (doblado en 3 partes es lo mejor), puloveres y piyamas.
Como se ve en esta imagen, así sería la distribución ideal del placard: mucha ropa colgada, unos cajones al ras del suelo y espacio para lo doblado arriba.
Ahora la pregunta es: ¡¿y el calzado?! Ese sí que es un problema porque a veces nuestro ropero no entiende que tenemos botas largas, cortas, zapatillas, ojotas, stilettos y pantuflas. Actualmente, todo lo que es mi calzado bajo está cual torre de Pisa apilado en el lado derecho de mi placard. Lo que es botas, que son muchas, están del otro lado, enfiladas y prolijas.
Hace un tiempo vi en la web que salieron unas cajas de zapatos que tienen un frente transparente asi vos sabés qué hay adentro. No me parecía mala idea hasta que las tuve frente a mis ojos y me parecieron medio débiles. Supongo que debe haber varias marcas y quizás no di con la mejor. Igualmente tampoco me serviría: seguiría teniendo la torre de Pisa pero esta vez derechita y hacia arriba, casi al infinito.
Es por ello que se me ocurre que un baúl puede ser una buena opción. En Falabella venden unos divinos, cuadrados, chatos y en verde inglés que no sólo ayudarían con la decoración sino que, finalmente, mantedrían bajo 4 "paredes" a mi desparramado calzado.
Quizás ya que ando en la onda de las manualidades, pueda comprar uno en pino y pintarlo de un color que haga juego con el resto de los muebles.
Concluyendo con el tema de la distribución en el placard, lo tengan de la forma en que lo tengan lo que siempre debe primar es el orden. No tiene que ser super meticuloso pero sí poder encontrar lo que uno busca y que cuando quiera usarlo, no salga hecho una trenza junto con una manga de camisa, una media y un cinturón.
Si bien en breves voy a tener un nuevo mega placard para poner en práctica todos estos datos y dejarlo digno de una revista, lo que más me alegra es que estos dos obreros enamorados estamos pintando nuestras vidas con los mejores colores, y para eso lo único que necesitamos es litros y litros de amor.
No obstante todo este romanticismo: ¡¡ordenen su placard!!
Hola, soy Juan Carlos Rodillo. Salí re-fachero en la foto. Gracias por subirla al blog. Cuando puedas escribite algo sobre como acomodar latas de pintura y pinceles. Saludos!!!
ResponderEliminarNo tenés igual!! ♥
ResponderEliminarOOOOOOOOOOhhh cuanto amor!!! espero estar presente en la inauguración!!!
ResponderEliminarEstimado Lord Khyron: Usted está en el top 10 de invitados ;)
ResponderEliminarjjajja! siempre se aprende un poco de cada cosa, sin dudaas! a mi tambien me gusta tener toda la ropa colgada, por la misma razon, qe sino despues ni me acuerdo qe existia! en mi caso, ya hace un tiempito que vengo con el ropero baaaastante ordenado... igual, mucho no creo qe aguante jaja! Besoos, y a seguir pintando con amor ;)
ResponderEliminarEstimada Damaa ♥: ¡Después dicen que las mujeres no sabemos nada de estas cosas! ¡Take that! :P
ResponderEliminarBien por vos que andás manteniendo el orden. Yo también estoy por esa senda salvo un par de cosas que tiré por ahí este fin de semana. Mientras tanto, seguiré pintando con amor.
Besos!
Que linda noticia Ani! Congrats!!! :-)
ResponderEliminarveo que van a tener un placard privilegiado!!! debe tener muchas bondades el dr. goldman sin dudas, pero comprender la necesidad de un buen espacio de guardado de ropa es impagable en un hombre!!!
Que disfruten mucho armando el nidito!!!
Besotes!
Estimada Ce: ¡Gracias! :D
ResponderEliminarEs un alivio enorme compartir la necesidad de un placard enorme y, además, el interés por mantenerlo ordenado (te regalo un novio con mega placard pero con un caos en lo que a su ropa respecta).
Besos!!
Buenisimo el post!!! Me encanto y las ideas que diste son geniales...
ResponderEliminarYo por ahora, tengo mi placard que en cualquier momento explota de tantas cosas que tiene, ya no entra mas nada, pero con mi novio estamos en construccion tambien y el, que es un santo, aunque no le importa un pito la ropa, hace un vestidor divino porque sabe que sino vamos a tener ropa mia hasta en la alacena de la cocina jaja...
Besotes!!!!
Estimada Penelope: ¡¡Que encanto tu novio!! Me alegra que aunque no es pilchero se preocupe por vos y, claro está, por no tener ropa colgando de las lámparas.
ResponderEliminarBesos y gracias por comentar! :D
Anin... cómo guardás las carteras???? Cecilia Cibeira
ResponderEliminarEstimada Cecilia: ¡Gran pregunta la tuya! Actualmente las carteras están en un estante que tiene la mesa del televisor, en mi habitación. Están todas apretadas buscando algo de oxigeno. Otras carteras, las rígidas, las tengo dentro del placard, arriba de la cajonera.
ResponderEliminarEn el futuro, quizás las meta en un baúl aunque me encantaría tenerlas en algún lugar donde las pueda ver. El tema es que son muchas.
Me alegra tener un comentario tuyo por acá.
Beso!